"...el público se ha quedado ocioso, permitiendo que los acusadores organizados cambien la ley hasta el punto de que las garantías constitucionales hayan desaparecido. Vivimos en un período de cambios constantes. Es muy posible que la afición de la palbra delito se ensanche hasta un punto en que llegue a incluir lo que actualmente podríamos llamar delitos políticos. Cuando el ciudadano ordinario es llevado a la sala del tribunal hallarán que los dados han sido cargados para ganarle la partida. Ostensiblemente fueron cargados por los funcionarios públicos contra los criminales, pero en realidad los que pierden son el señor y la señora del pueblo, pues todo el procedimiento legal ha sido prostituido. Es hora ya de que los ciudadanos despierten y vean que no se trata de que un hombre sea culpable o inocente, sino de que su culpabilidad o inocencia se pueda probar con un procedimiento que deje intactos para el ciudadano los derechos legales que le corresponden bajo un gobierno constitucional..."
El caso del gatito imprudente; E. S. Gardner, 1942.
No hay comentarios:
Publicar un comentario